Descripción
ENCARNANDO LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO
¿Por qué alguien arriesgaría su seguridad, cambiaría su agenda, debilitaría sus finanzas y se ensuciaría para ayudar a una persona de otra raza y clase social? ¿Y por qué Jesús nos dice: «Ve y haz lo mismo»?
El buen samaritano no ignoró al hombre golpeado en el camino a Jericó. Así como este hombre, nos damos cuenta de que hay gente necesitada a nuestro alrededor: la viuda vecina nuestra, la familia cercana que no tiene con qué pagar sus exámenes médicos, el indigente que duerme afuera de la iglesia. Dios nos llama a ayudarles en su necesidad: darles asilo, brindarles apoyo, proporcionarles cuidado médico o simplemente ofrecerles nuestra amistad.
El autor muestra que cuidar de estas personas es responsabilidad de cada creyente, y que dicho cuidado es tan fundamental en la vida cristiana como el evangelismo, el discipulado y la adoración. Pero el autor no se queda en el deber; nos muestra cómo podemos llevar a cabo este vital ministerio como individuos, familias e iglesias.
Explora los ministerios de misericordia tratando temas difíciles como:
- Balancear el costo de la necesidad con los límites del tempo y los recursos.
- Dar ayuda física versus enseñar la responsabilidad.
- Suplir las necesidades internas de la iglesia versus suplir las externas.
INCLUYE PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y DIALOGAR.